viernes, 27 de abril de 2012

Vendedores de humo, mercaderes desilusionados




¿Son las películas de Oeste un tema universal? ¿El modo de vida de la clase media americana el reflejo del comportamiento de las familias del resto del mundo? Hoy una persona que sabe muy poco de animación ha declarado en el Festival de Málaga que los dibujos animados triunfan por su universalidad (huída del localismo), pero cuando lo hacía, corto en el dominio del lenguaje en el uso del recurso al sinónimo quería decir uniformidad. Nada más incierto. El cine de dibujos animados tiene porvenir en su diversidad, en la particularidad que refleja valores universales. Persépolis, retrato emocionante de una sociedad medieval incrustada en el siglo XX conmovió a personas de todo el mundo aunque se refería a la más singular y concreta de las realidades.

Por eso nosotros defendemos la posibilidad de hacer Arte que interese a gente de muchos lugares del mundo a partir de la historia y la literatura de un país tan pequeño, colocado además en la esquina del Fin de la Tierra, como es Galicia.

Lo otro es pretender construir relatos mediante estereotipos, personajes de papel y tinta desprovistos de vida y relaciones humanas. Humo para vender, que normalmente se desvanece en la taquilla que soñaba conquistar.
 
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