Hasta principios del S XVII no se tienen noticias del uso del primer catalejo, convertido pocos años más tarde en telescopio por Galileo. Desde la antigüedad los hombres escrutaron el cielo y pusieron nombre a las estrellas, tal vez sin la ayuda de lentes para acercarlas. Bieito, Destreza y su sabía maestra Sara Homedouro en una alegórica anacronía, en un homenaje a la intemporalidad del saber, observan deslumbrados, valiéndose de uno de esos ingenios ópticos, el firmamento que después dibujan en el suelo.
jueves, 26 de mayo de 2011
Anacronía
Hasta principios del S XVII no se tienen noticias del uso del primer catalejo, convertido pocos años más tarde en telescopio por Galileo. Desde la antigüedad los hombres escrutaron el cielo y pusieron nombre a las estrellas, tal vez sin la ayuda de lentes para acercarlas. Bieito, Destreza y su sabía maestra Sara Homedouro en una alegórica anacronía, en un homenaje a la intemporalidad del saber, observan deslumbrados, valiéndose de uno de esos ingenios ópticos, el firmamento que después dibujan en el suelo.