“O mago Dubidoso” asistió al Festival de cine de la Habana. Como las demás películas tenía una programación previa de exhibición. Pero lo que nos llenó de orgullo a todos los que trabajamos en este proyecto fue que por demanda de los pequeños espectadores en cuyo ciclo de “Cine para todos” participaba la película; ésta se proyectó cuatro veces más de las previstas -las entradas agotadas-, los dos últimos días del Festival. Fue en el “Cinecito”, el precioso cine situado detrás del Hotel Inglaterra, abierto allá por el año cuarenta y dos del pasado siglo y dedicado por entero a la programación infantil.
Es una satisfacción que los niños cubanos se divirtieran con una historia gallega que no recurre a los “Xan das Bolas” u otros estereotipos semejantes del “gallego hazmerreir” se llamen: Manolito el tendero de Mafalda o los posmodernos autoburladose en forma de travestidos, motoristas paletos o contrabandistas; mal remedo de las criadas y serenos de otros tiempos. Una Galicia culta, poderosa, independiente y por unos años, feliz; la cual consigue que también se rían los espectadores, pero no de ella ni de su gente, sino con sus historias. Trovadores y juglares de nuevo.