"El diario de Berto" |
“Los muñequitos rusos” es el nombre con el que los cubanos designan a los dibujos animados que durante los años setenta y ochenta programaba para los niños la televisión de su país. Como tal vez, equivocadamente, podría deducirse de su nombre, no sólo provenían de la Unión Soviética. También los había polacos, alemanes orientales, checos, húngaros o búlgaros. Y aunque su calidad no era uniforme –se exhibieron cortos rusos, verdaderas joyas de la animación de todos los tiempos; éstos compartieron espacio con series, próximos ya los noventa, que intentaban imitar con medios limitados y pobres resultados a los programas cartoons norteamericanos–: lo reseñable es que su estética visual, y sobre todo la sonora, el uso de los colores pastosos y una propuesta más cinematográfica del montaje los hacían radicalmente diferentes de la animación de los países bajo la influencia de la cultura occidental del lucro. Tanto de la ideologizada norteamericana, de la conmovedora, por su diversidad, franco-belga o de la exquisita hasta rozar con una especie de mística gráfica del anime japonés.
"Elpidio Valdés" |
En nuestra colaboración con el ICAIC durante la elaboración del teaser realizado para buscar la financiación de “O mago Dubidoso” conocimos al mítico Juan Padrón creador de “Elpidio Valdez” el héroe por antonomasia de los dibujos animados de autoría cubana; a su compañero de trabajo y sabio de la animación: Juan Ruiz. Ellos nos descubrieron los “muñequitos rusos”.
Por eso, cuando en noviembre del 2008 la TVG nos encargó un piloto para una serie de animación dedicada a los niños gallegos. Educativa, divertida, barata y “fuera del canon Hollywood" pensamos en esos diseños, en eso dibujos tan efectivos, tan hermosos y entretenidos como fuente de inspiración. Del trabajo de muchas horas de nuestros dibujantes y de la imaginación de Roque Cameselle salió “”El diario de Berto”.